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8 Sep 2016 / Fundación CIEN

Entrevista a Miguel Medina, Investigador Principal del Proyecto Vallecas

Doctor en Bioquímica y Biología Molecular por la Universidad Autónoma de Madrid, Miguel Medina Padilla, oriundo de Las Palmas de Gran Canaria, lleva toda una vida dedicado a la investigación en varios centros nacionales e internacionales. En la Fundación CIEN desarrolla su trabajo desde 2013, ejerciendo como Investigador Principal del Proyecto Vallecas desde la primavera del año 2014.

Además, es miembro del Comité Científico Asesor y Director Científico Adjunto de CIBERNED, centro gestionado por la Fundación. Su papel, más allá del organigrama, se plasma en la coordinación, dirección y seguimiento de la actividad científica del Proyecto Vallecas.

Pregunta: ¿Cómo llega Miguel Medina a la Fundación CIEN y al Proyecto Vallecas?

Respuesta: Llego porque se gestiona a finales de 2013 el Comité Científico Asesor, del que formo parte, y es el propio comité el que me encomienda la dirección del Proyecto Vallecas, que en ese momento se encontraba sin Investigador Principal por causa de la excedencia del anterior.

P: ¿Cómo definiría usted la enfermedad de Alzheimer?

R: Es una pérdida de funciones cognitivas lenta y progresiva asociada a la edad. Es importante distinguir entre la pérdida de funciones cognitivas debido puramente al envejecimiento y la provocada por el alzhéimer. Es decir, no es lo mismo envejecimiento que enfermedad de Alzheimer, que mucha gente los confunde. Hace unos años era muy común decir que la gente cuando se hacía mayor era normal que perdieran la cabeza, que eran cosas de gente mayor… Esto es una patología, no es un envejecimiento normal.

P: ¿Cómo es trabajar en una institución referente en la lucha contra el alzhéimer como es la Fundación CIEN?

R: Para los que nos dedicamos a investigación, trabajar en contacto directo con pacientes y con voluntarios comprometidos con la investigación es un plus que normalmente en otros centros de investigación no se tiene. La posibilidad de trabajar con problemas tan directos, tan prácticos y tan pegados a nuestra vida añade interés a lo puramente científico.

P: ¿Cuáles son los propósitos de la Fundación CIEN a medio y largo plazo?

R: La Fundación CIEN gestiona la Unidad de Investigación del Proyecto Alzheimer, que a su vez forma parte del complejo del Centro Alzheimer de la Fundación Reina Sofía. En líneas generales, lo que tratamos de entender es lo que ocurre en el proceso de desarrollo de un deterioro cognitivo y eventualmente una demencia de tipo Alzheimer, cuáles son las bases biológicas de este proceso. Qué hace que una persona cognitivamente normal, a partir de una determinada edad, tenga riesgo de padecer una patología de este tipo.

Concretamente en el Proyecto Vallecas, intentamos identificar factores que nos permitan predecir qué parte de la población tiene un mayor riesgo de padecer demencia en el futuro respecto a otra población que tiene menor riesgo.

0022P: ¿Qué es el Proyecto Vallecas y en qué consiste?

R: Es un estudio longitudinal a cinco años de seguimiento de una cohorte de 1.213 individuos cognitivamente sanos al inicio del estudio con una edad comprendida entre los 70 y los 85 años de edad. Durante este periodo de seguimiento, 5 ó 6 años, precisamente por este factor de edad que comentamos, algunos de ellos van desarrollando síntomas de deterioro cognitivo leve (DCL), que no es todavía enfermedad de Alzheimer, pero se cree que es una fase anterior a desarrollar demencia. Aquellas personas que desarrollan eventualmente demencia de tipo Alzheimer o similar, por protocolo, salen del estudio porque se les deriva a su neurólogo.

Lo que tratamos de hacer es, mediante un sistema de visitas anuales, una batería de pruebas muy sofisticadas y extensas, tanto desde el punto de vista de la neuropsicología y la neurología, como de la genética y la bioquímica. Además, se realizan también estudios de neuroimagen por resonancia magnética para intentar identificar una combinación de factores que, como decía anteriormente, nos permitan predecir el riesgo de que una persona en el futuro desarrolle una demencia de tipo Alzheimer o de otro tipo.

P: Entonces, ¿si alguno de los voluntarios desarrolla alzhéimer se le excluye del Proyecto Vallecas?

R: Sí, por protocolo una vez se diagnostica a un voluntario con demencia, ya sea de tipo Alzheimer o no, sale del estudio y se le deriva a su neurólogo.

P: ¿No sería interesante para el estudio seguir contando con estas personas que demuestran una demencia más avanzada?

R: Sí, pero es la manera en la que el estudio se diseñó originalmente y como el Comité Ético lo aprobó. Nosotros nos centramos más en los factores que aparecen antes de la fase clínica y en la parte predictora de factores de riesgo. Una vez se diagnostica la demencia, el paciente requiere una labor asistencial que nosotros no podemos dar y, por lo tanto, se le pone en manos de su neurólogo.

P: De los objetivos del Proyecto Vallecas, ¿cuáles se han cumplido ya?

R: Ahora mismo estamos en el cuarto año del Proyecto Vallecas, el cual se inició a finales del año 2011. La cohorte tarda dos años en hacer un ciclo completo, de manera que aquellos que están al inicio de la cohorte ahora acaban de hacer su quinto año y aquellos que están al final están comenzando el cuarto.

Hemos sido capaces de identificar algunos factores desde el punto de vista neuropsicológico que podrían eventualmente ayudarnos a hacer una detección precoz, uno o dos años antes de que aparezca el DCL. También hemos visto algunos marcadores de neuroimagen, de resonancias magnéticas, que también podrían eventualmente indicarnos que una persona que clínicamente aparenta estar sana podría estar en una situación de riesgo y en uno o dos años desarrollar una demencia.

El objetivo final es que una vez seamos capaces de definir ese riesgo podamos intervenir con actividades preventivas o, eventualmente, con actividades terapéuticas.

P: Desde el comienzo del Proyecto Vallecas, ¿ha surgido alguna amenaza a la que se hayan tenido que enfrentar?

R: No, en sentido tan dramático no. Sólo los problemas habituales de un estudio longitudinal y de trabajar con una población de edad que, aunque está sana cognitivamente, está normalmente polimedicada y tiene otras patologías asociadas que hay que tener en cuenta, pero nada que no fuera esperable.

P: ¿Cómo podría mejorarse el Proyecto Vallecas? ¿Qué haría falta para ello?

R: Idealmente el estudio de la cohorte nos gustaría que se alargara en el tiempo para conseguir un estudio con mucha mayor significación y nos gustaría ser capaces de tener una cohorte lo más numerosa posible para que estadísticamente los resultados fueran lo más cercano a la realidad posible. Lógicamente, desde el punto de vista técnico y tecnológico, los medios de 2011 hasta ahora han cambiado y hay tecnologías nuevas, como por ejemplo el PET, que serían muy útiles y que, de momento, no estamos utilizando porque cuando se diseñó originalmente el experimento eran tecnologías que no existían o que no eran de fácil acceso como ahora.

P: ¿Por qué es tan importante que se extienda el Proyecto Vallecas un sexto año?

R: Lo ideal sería que el estudio longitudinal se extendiera varios años más, no sólo un sexto. La extensión del sexto año es simplemente para que las personas del principio de la cohorte que ya han completado su quinta vista puedan realizar una sexta mientras los voluntarios del final de la cohorte completan su quinta visita, ya que como he dicho anteriormente la cohorte tarda dos años en renovar el ciclo. Por tanto, sin recursos adicionales podemos añadir un año más al análisis.

P: ¿Cuál ha sido el momento más duro que ha vivido trabajando en el Proyecto Vallecas?

R: De los 1.213 voluntarios que iniciaron el Proyecto entre 2011 y 2013 hemos tenido algunos fallecimientos y algunos desarrollos de demencia, aunque tampoco muchos. Por suerte, la inmensa mayoría siguen cognitivamente sanos.

P: ¿Y el más reconfortante?

R: Lo más reconfortante de este tipo de estudio es trabajar con gente, que además es voluntaria, que hace el esfuerzo de venir cada año durante unas cuantas horas a hacer una serie de pruebas, sin ningún tipo de contraprestación económica, y que son la base del Proyecto. Sin los voluntarios no existiría ni el Proyecto ni nuestras investigaciones. Lo más reconfortante es poder contar con ellos.

Nosotros cada año intentamos hacer un evento en el que agrupamos a varios cientos de estos voluntarios para agradecerles públicamente su esfuerzo y su participación en el Proyecto. Ahí es donde vemos cuál es la respuesta que tenemos cada año, que la gente está muy comprometida con el Proyecto.

P: ¿La parte del Proyecto que más frustración le ha supuesto?

R: La mayor frustración es siempre la lentitud. Particularmente, en estudios longitudinales tienen que pasar un mínimo de tres o cuatro años hasta poder empezar a analizar la información y tener resultados suficientemente sólidos. Pero estamos precisamente en esa situación ahora, de manera que estamos con un gran entusiasmo porque hemos acumulado durante cinco años un volumen de información que estamos empezando ahora a ser capaces de analizar. Esperamos ser capaces durante los próximos meses de conseguir mucha información muy válida.

Desde el punto de vista científico, hemos sido capaces de publicar dos o tres publicaciones en el último año y tenemos otras varias en fase de preparación, de manera que en los próximos meses esperamos ser en ese sentido también muy productivos.

P: ¿Se podría decir que se ha dejado atrás la parte más dura?

R: Sí, ya hemos pasado la parte más dura, la parte de inicio, la de poner todo en marcha, de establecer todos los procesos adecuados para obtener la información recogida en una base de datos de manera segura, por supuesto asegurando toda la privacidad de los voluntarios, y ahora es cuando estamos comenzando a ser capaces de extraer información científica de valor. Esperamos que en los próximos meses y años esta información se convierta en publicaciones científicas y en información útil en la práctica.

0017P: ¿Qué opinión cree que se tendrá del Proyecto Vallecas dentro de veinte años?

R: Espero que se vea como un esfuerzo muy importante, novedoso para la época en la que se está haciendo en cuanto al abordaje de este tipo de estudios. El Proyecto Vallecas es novedoso por intentar, de una manera sistemática y rigurosamente científica, abordar el gran problema de la detección precoz de la enfermedad de Alzheimer y la identificación de factores de riesgo que es un área de extraordinario interés. Lo que hemos aprendido en las últimas dos décadas de estudio de la enfermedad de Alzheimer es que la enfermedad empieza una o dos décadas antes de que aparezcan los primeros síntomas clínicos. Por tanto, tendremos que ser capaces de ver marcadores en esa fase, que nos permitan intervenir para prevenir la aparición de la enfermedad o retrasarla.

El fracaso en los últimos diez o quince años de sacar nuevos medicamentos para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer se debe, en gran parte, a que cuando se diagnostica el alzhéimer, cuando aparecen los síntomas clínicos, el proceso biológico que está en marcha es ya casi irreversible, por lo que las intervenciones terapéuticas no son muy eficaces. Por tanto, tenemos que ir a fases más tempranas para probar las nuevas terapias y, antes de esto, tenemos que identificar estas fases tempranas y que población está en riesgo.

P: ¿Por qué por cada hombre que padece la enfermedad de Alzheimer hay 1’6 mujeres?

R: Desde hace muchos años hay una discusión sobre si realmente la enfermedad de Alzheimer afecta más a mujeres que a hombres, pero no hay evidencia científica de esto. Lo que ocurre es que, al ser una enfermedad asociada al envejecimiento, al tener las mujeres una expectativa de vida mayor, aparece una proporción ligeramente superior de mujeres con la enfermedad de Alzheimer, pero no hay evidencia de que este desfase sea por género.

Hay muchos otros factores como el estilo de vida, la educación o la dieta que pueden tener que ver, pero el género no parece ser un factor con un impacto grande y claro.

P: ¿Quiere añadir algo más?

R: Desde el punto de vista del Proyecto Vallecas, me gustaría resaltar lo importante que es la participación de los voluntarios en este tipo de estudios. Muchas veces la sociedad en general tiende a ver los estudios científicos como algo ajeno que sólo se hace en determinados centros muy sofisticados, pero lo cierto es que estudios de este tipo no podrían desarrollarse y no podríamos avanzar en Ciencia en enfermedades de este estilo sin tener la participación de voluntarios. Otra cosa importante a decir es que no hace falta estar enfermo para participar en estudios de este tipo. De hecho, el Proyecto Vallecas comienza con personas cognitivamente sanas.

También quiero destacar que la enfermedad de Alzheimer es una patología asociada a la edad. Hace veinte o treinta años se veía como algo normal que se perdieran funciones cognitivas con la edad: “Son cosas de la edad…”, “Son cosas del abuelo…”, etc… En algunos entornos incluso existía un estigma creado en torno a la enfermedad, no se quería reconocer que dentro de la familia; el abuelo, el padre, la madre, etcétera; se daba este tipo de enfermedad. Es importante que acabemos ya con esto porque uno de los objetivos más importantes respecto a la enfermedad de Alzheimer es adelantarnos a ella. Cuanto antes se diagnostique más efectivo será el tratamiento del individuo, más se retardará el deterioro cognitivo, etcétera. Hay que tratar a la enfermedad de Alzheimer como a otra enfermedad cualquiera, no tiene que tener ningún estigma asociado a ella.