Una visita con Julia y Eduardo, voluntarios del Proyecto Vallecas

La Unidad de Investigación del Centro de Alzhéimer Fundación Reina Sofía recibe a diario la visita de los voluntarios participantes en el Proyecto Vallecas. Estos 1.213 héroes anónimos son, desde finales de 2011, el pilar maestro de la investigación más ambiciosa de la Fundación CIEN, sin ellos esta importante labor no podría llegar jamás a buen puerto. Dos de estos cientos de voluntarios nos permitieron acompañarles durante unas horas.
Ellos son Julia M. y Eduardo E., un matrimonio que recientemente ha estado en las instalaciones de la Fundación realizando su cuarta visita anual. El año que viene realizarán su quinta visita y, al siguiente, probablemente la sexta, una posibilidad que ofrece la Fundación CIEN y que está teniendo gran acogida entre los voluntarios.
Durante su estancia en las instalaciones de la Fundación CIEN se procura dispensar a los voluntarios el mejor de los tratos posibles. Una atención cercana y amable, calificada por Julia como “inmejorable”, intentando en todo momento que se sientan a gusto y acompañados durante la realización de las diferentes pruebas que tienen que realizar para el estudio.
Pruebas
Una de estas pruebas, la primera, les lleva con Patricia, la enfermera. Se les realiza una extracción sanguínea, que se analizará posteriormente en el Área de Laboratorio, también se les pesa y se les toma la tensión. No sólo estaba todo en orden, ¡sino que además la tensión estaba mejor que nunca! Entre los análisis llevados a cabo en laboratorio destacan distintas pruebas genéticas como la determinación del genotipo APOE, un factor de riesgo para la enfermedad de Alzheimer.
El segundo profesional con el que se citan los voluntarios es María Ascensión, neuróloga de la Fundación. Ella es la encargada de llevar a cabo la evaluación clínica y una exploración general y neurológica. Estas pruebas tienen como objetivo conocer otras enfermedades que pudiera padecer, sus tratamientos farmacológicos y los posibles antecedentes familiares, entre otros fines.
Julia, una mujer llena de energía, natural de Ciudad Real, cuenta que está muy contenta de participar en el Proyecto Vallecas como voluntaria porque, además de ayudar en la investigación en la enfermedad de Alzheimer, tiene la tranquilidad que le aportan los controles y los informes médicos anuales que se le realizan.
La tercera parada de la visita es con la neuropsicóloga, María en este caso, que realizará a Julia y Eduardo una exploración neuropsicológica que ofrecerá a los investigadores una idea muy aproximada del rendimiento cognitivo de ambos. Esta parte de la visita es la más larga debido a que los voluntarios tienen que realizar diferentes pruebas para medir la velocidad de procesamiento de la información, la atención, la memoria episódica, el funcionamiento ejecutivo o el aprendizaje procedimental, entre otras variables.
Algunas de estas pruebas son bastante llamativas, como el test del reloj a la orden, la clave de números, el test de los cinco puntos o la figura compleja de Rey. Ésta última consiste en la realización de la copia de un dibujo complejo, su posterior recuerdo inmediato a los 3 minutos y su recuerdo demorado (a los 30 minutos) tras realizar una prueba de distracción. Esta prueba es la que le resulta más complicada a Julia, pero permite evaluar una gran cantidad de procesos cognitivos relacionados con la planificación, la viso-construcción, la impulsividad o la memoria visual.
Por último, queda por realizar la prueba de neuroimagen, realizada por Eva y Marta, integrantes del Área de Neuroimagen. Esta es la prueba que más nerviosa pone a Julia, pero sabe que también es importante. Gracias a ella se detectó a Eduardo una pequeña anomalía antes de que se pudiera convertir en un problema mayor, algo que agradece muchísimo y uno de los motivos por los que se alegra tanto de haber dado el paso para participar en el Proyecto Vallecas.
Esta prueba es útil para observar los cambios que se puedan producir en la estructura cerebral a lo largo de la duración del estudio y permite observar variables tan importantes como la pérdida progresiva de volumen cerebral, la sustancia blanca, las conexiones entre las diferentes partes del cerebro o la perfusión cerebral.
Conclusión
Las pruebas, desde la exploración neuropsicológica a los estudios de neuroimagen, pasando por la exploración neurológica, cobran especial valor si se tiene en cuenta que se realizan una vez al año, durante cinco años, a 1.213 individuos. Esto pone a disposición de los investigadores, del centro en particular y de la comunidad científica en general, una gran cantidad de información de la que se esperan extraer los marcadores precoces necesarios para poder identificar la enfermedad de Alzheimer en una etapa más precoz de una manera más efectiva, incluso antes de que aparezcan los primeros síntomas clínicos.
Finalmente, Eduardo y Julia se marchan juntos del Centro Alzheimer de la Fundación Reina Sofía tras algo menos de cuatro horas desde su llegada. Una molestia mínima que se toman voluntariamente una vez al año con el objetivo de contribuir a un proyecto “muy importante”, como calificó Julia al Proyecto Vallecas.
Por ello, Julia y Eduardo, así como el resto de los 1.213 voluntarios con los que ha contado la Fundación CIEN desde que el estudio echó a andar, cuentan con el mayor de los agradecimientos y la estima por parte de todos y cada uno de los profesionales que conforman el Proyecto Vallecas.
¡Muchísimas gracias!