¿Cuánto sabes de tu cerebro?

¿Sabías que tu cerebro tiene 100.000.000 neuronas? Si esta cifra te parece sorprendente, aún lo es más la longitud de las fibras nerviosas que llega a los 150.000-180.000 km. o la superficie total de membranas celulares de las neuronas que alcanzan los 250.000 km, lo que equivale a 4 campos de fútbol, según explicó Alberto Rábano, director del Banco de Tejido de la Fundación CIEN en la visita de los alumnos del Programa de Enriquecimiento Educativo para Alumnos de Altas Capacidades (PEAC) de la Consejería de Educación, Juventud y Deporte de la Comunidad de Madrid.
En la enfermedad de Alzheimer el hipocampo es una de las primeras regiones del cerebro en sufrir daño, por eso los primeros síntomas que suelen aparecer son los problemas de memoria y desorientación. Como se aprecia claramente en la imagen, recibe el nombre de hipocampo por su parecido con los caballitos de mar.
El sistema límbico está formado por el hipocampo, la amígdala, con la que nos enfadamos (entre otras cosas), y las áreas cerebrales con las que se conectan. Este sistema se encarga de las emociones y la memoria, pero además está muy ligado al sistema olfatorio, por eso los olores como el café, las flores… son capaces de evocar memorias de forma tan directa.
Si se realiza un corte transversal en el hipocampo hay una estructura y un circuito de conexión que es el que consolida nuestros recuerdos episódicos, de las cosas que nos pasan o las situaciones.
Los recuerdos también están muy asociados al recuerdo del espacio, por dónde hemos venido, cuál es el camino… Un estudio muy interesante comparaba el hipocampo de los taxistas de Londres, que deben recordar miles de calles e itinerarios al ser Londres una ciudad especialmente compleja, con los conductores de autobuses y las personas que no eran ni taxistas ni conductores, y efectivamente, los taxistas tenían el hipocampo más grande que los conductores de autobuses londinenses que solo tienen que memorizar su ruta o el resto de las personas, ya que tienen neuronas con más conexiones. Es importante que nos demos cuenta que nuestro cerebro es plástico, por lo tanto lo que hacemos, sobre todo si lo hacemos de forma reiterativa, repercute en su forma y estructura.
Los descubrimientos sobre el papel del hipocampo y el córtex entorrinal en la orientación espacial constituyen el fundamento de la concesión del premio Nobel de Medicina y Fisiología de 2014. Los investigadores John O’Keefe y posteriormente May-Britt Moser y Edvard I. Moser demostraron que el espacio circundante está representado en el cerebro y que diferentes neuronas se van activando según nos movemos y ocupamos determinados lugares en el espacio que nos rodea. Por lo tanto el hipocampo funciona como un navegador que registra el espacio, no solo en el que estamos, sino en el que hemos estado o al que vamos a dirigirnos. Además en la corteza entorrinal hay neuronas que se activan cuando nos encontramos en un determinado lugar de una retícula en la que nuestro cerebro proyecta el espacio que nos rodea. Ambos sistemas nos permiten orientarnos, elegir nuestros movimientos y recordarlo.