Factores biológicos de riesgo y protección de la enfermedad de Alzheimer

Es difícil clasificar los factores biológicos en factores de riesgo y factores de protección dado que su relación con la enfermedad de Alzheimer puede modificarse en el transcurso de la vida. Así un mismo factor se puede considerar de riesgo en personas de mediana edad y en cambio ser un factor de protección en personas de edad avanzada según explicó Meritxell Valentí, neuróloga de la Unidad de Investigación del Proyecto Alzheimer Fundación CIEN-Fundación Reina Sofía (UIPA) en el IV curso de formación multidisciplinar en demencias neurodegenerativas organizado por la UIPA y el Departamento de Psicología Básica I de la UNED.
Un factor de riesgo o protección es toda situación que aumenta o disminuye las probabilidades de una persona de contraer un problema de salud. Se asocia al problema de salud, pero no es necesariamente la causa. Tiene valor predictivo, porque constituye una probabilidad medible y puede usarse con ventajas tanto en prevención individual como en la comunidad.
El grado de asociación entre el factor de riesgo y la enfermedad se cuantifica con varios parámetros. Vamos a utilizar:
El riesgo relativo: es la posibilidad que tiene un individuo o un grupo de población con unas características epidemiológicas de persona, lugar y tiempo definidas, de ser afectado por la enfermedad.
El riesgo atribuible es parte del riesgo individual que puede ser relacionado exclusivamente con el factor estudiado y no con otros.
La Odds ratio (OR) es otra forma de representar un riesgo, mediante el cociente entre el número de veces que ocurre el suceso frente a cuántas veces no ocurre. Así un odds de 3 indica que 3 personas sufrirán la enfermedad frente a 1 que no lo hará.
Hay factores de riesgo que se consideran potencialmente modificables, sin embargo hay factores cuyo cambio es más difícil.
Entre estos últimos nos encontraríamos: la edad, el sexo o nuestro material genético. Se ha observado en varios estudios que los hombres tienen un mayor riesgo de padecer deterioro cognitivo leve y las mujeres se ven más afectadas por la enfermedad de Alzheimer. Si bien las diferencias entre hombres y mujeres son en parte biológicas (cromosomas, gónadas, hormonas…) también existen diferencias psicosociales y culturales (acceso a la educación, el nivel laboral, el ocio…).
En nuestro material genético, también se encuentran determinados genes asociados a la enfermedad de Alzheimer, siendo protectores o bien de riesgo para padecerla. En la web de Alzgene se actualiza de manera continua el listado de estos genes, indicando a su vez su odds ratio. Recuerdo que un factor de riesgo/protección implica asociación, no causalidad.
Entre los factores de riesgo potencialmente modificables nos centraremos en los siguientes siete:
- Diabetes
- Hipertensión en la etapa media de la vida
- Obesidad en la etapa media de la vida
- Fumar
- Depresión
- Inactividad física
- Nivel educativo bajo
Juntos, estos factores contribuyeron a casi la mitad de los casos de enfermedad de Alzheimer. Una reducción de 10%–25% en los siete factores de riesgo podría prevenir potencialmente de 1 a 3 millones de casos en todo el mundo.
Existen otros factores de riesgo o protección, pero en la literatura encontramos pocos estudios o bien son heterogéneos, como por ejemplo: antecedentes familiares, etnia, dieta, ingesta de alcohol, consumo de uva, colesterol sérico, enfermedad coronaria, traumatismo cerebral, bilingüismo o multilingüismo, actividad social y de ocio, exposición a pesticidas o metales pesados (aluminio o hierro)…
Un ejemplo sería la dieta. Se ha observado que la dieta mediterránea se asocia a un menor riesgo de Enfermedad de Alzheimer y que una dieta rica en grasas saturadas y pobre en vegetales se asocia a un mayor riesgo.
Existe un consenso en recomendar para disminuir el riesgo de demencia como un mayor consumo de pescado (omega 3 y 6), aceite vegetal, vegetales perecederos y fruta con bajo índice glucémico, menor consumo de alimentos con azúcares añadidos…
Si nos centramos en los estudios realizados para determinar la asociación entre los siete factores de riesgo potencialmente modificables ya nombrados y la enfermedad de Alzheimer hay que destacar:
La diabetes mellitus: Un metanálisis identificó 8 estudios prospectivos basados en la población: 2 estudios encontraron un aumento estadísticamente significativo del riesgo de enfermedad de Alzheimer en personas con diabetes, en cambio 5 estudios no lo hallaron. El RR fue de 1,47 (1,25 – 1,73) para demencia y de 1,39 (1,17-1,66) para la enfermedad de Alzheimer. Se estima que un 2% (825.000) de los casos de alzhéimer son atribuibles a diabetes. Si la prevalencia de diabetes disminuyese en un 10% se podrían prevenir unos 80.000 casos de enfermedad de Alzheimer y si disminuyese un 25% se prevendrían unos 200.000 casos.
La hipertensión arterial: La evidencia de los estudios epidemiológicos nos indica que la hipertensión de la mitad de la vida, pero no la de última etapa de la vida, se asocia con un riesgo incrementado de enfermedad de Alzheimer y demencia: OR 1,61 (1,16 – 2,24). Se estima que un 5% (1.700.000) de los casos de enfermedad de Alzheimer son atribuibles a hipertensión arterial en la etapa media de la vida. Si la prevalencia de la hipertensión durante la etapa media de la vida disminuyese en un 10%, se podría prevenir unos 160.000 casos de alzhéimer y si disminuyese un 25%, serían unos 400.000 casos.
La obesidad: Se estima que un 2% (677.000) de los casos de enfermedad de Alzheimer son atribuibles a la obesidad en la etapa media de la vida. Si la prevalencia disminuyese un 10% se podría prevenir unos 66.000 casos y si disminuyese un 25%, serían unos 166.000 casos. La asociación de la enfermedad de Alzheimer y peso cambia a lo largo de la vida, de hecho en la última etapa presentar obesidad se asocia a una disminución del riesgo de demencia y presentar un peso por debajo de lo normal se asocia a un aumento del riesgo. En la etapa media de la vida, la obesidad se asocia a un aumento del riesgo de demencia. También algunos estudios han observado una disminución del peso hasta 10 años antes del inicio de los síntomas, si bien otros estudios han observado lo contrario.
La depresión: Más de un 10% de los casos de enfermedad de Alzheimer podrían ser atribuidos a depresión. Si la prevalencia de la depresión disminuyese un 10% se podrían prevenir unos 325.000 casos y si disminuyese un 25% serían unos 826.000 casos.
La inactividad física: En varios estudios que comparaban grupos con mayor y menor actividad física, aproximadamente un 13% de casos podrían ser atribuidos a inactividad física, este factor de riesgo en el que si se disminuyese un 10% su prevalencia se podrían prevenir unos 380.000 casos y si disminuyese un 25% se podrían prevenir un millón de casos.
El 14% de los casos de Alzheimer podrían ser atribuidos al hábito tabáquico. Si la prevalencia del tabaquismo se disminuyese un 10% se podrían prevenir unos 400.000 casos y si disminuyese un 25% serían un millón de casos.
No podemos terminar sin recomendaros que dejéis de fumar, os controléis la hipertensión y la glucemia, evitéis el sobrepeso, realicéis ejercicio físico y no dejéis de aprender, hasta que los ensayos clínicos que están en marcha nos den más respuestas.
2 Comentarios
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Todos los estudios estadísticos, incluido este, pueden ser útiles, pero no puedo dejar de señalar que sus conclusiones me parecen débiles.
Actuar eficazmente contra los siete factores de riesgo citados no sólo reduciría la incidencia del alzheimer, sino también contra otras muchas patologías, desde los infartos hasta el melanoma. Por otra parte, ya existen numerosos programas -y una creciente conciencia social- contra la hipertensión, la obesidad, el tabaquismo, etc…
Y lo más delicado: los factores de riesgo que se citan no están suficientemente acreditados, o su impacto se cuantifica en números muy pequeños.
Desgraciadamente ante el lentísimo progreso de terapias verdaderamente eficaces sólo nos queda seguir echando mano de la estadística, cruzar más y más datos hasta que se encienda una luz roja en algún sitio. Por eso ningún estudio resulta inútil. De verdad, muchas gracias por su trabajo
Estimada Cristina, nosotros pensamos que estos estudios son muy útiles, ya que una de las vías para luchar contra la enfermedad de Alzheimer es la prevención. Aunque las cifras no son abrumadoras si unimos todos los factores de riesgo se alcanza al 50% de los casos, poder disminuir los casos de alzhéimer en un 50% sería un gran logro y como bien dices, además se evitarían otras enfermedades mejorando la salud en general de muchas personas.